Viajar con gatos podría convertirse en una aventura sin igual

Debemos saber que los felinos, no exactamente prefieren viajar pues no es de su agrado  cambiar de ambiente y además el coche les causa estrés, y ni se diga al momento de meterse dentro del transportín o jaula. Pero no todo esta perdido, ya que existen algunos trucos para viajar un largo trayecto con gatos. 

El gato siempre debe ir en el transportín: este es un aspecto que debe ser cumplido de forma general, pero continúan habiendo personas que llevan a sus mascotas sueltas en el coche. Un animal no puede campar a sus anchas por el habitáculo, pues aparte de estar prohibido, puede resultar peligroso, y no solo por los frenazos repentinos, sino ante cualquier reacción inesperada que podría presentar en este caso el gato y nos ponga en peligro al volante. 

En su mayoría, los veterinarios coinciden en recomendar los transportines rígidos y que tengan rejillas, debido a que son más seguros. En referencia a la colocación de estos, la recomendación es colocar el transportín del gato encima de un asiento, y que además este sujeto con el cinturón de seguridad, de no ser posible, entonces que sea en el suelo entre los asientos delanteros y traseros, de manera que la caja quede bien sujeta, pero adicionalmente el animal cuente con la posibilidad de respirar sin dificultad, alejado de los chorros del aire acondicionado.

Debemos hacer que el gato se sienta en un sitio familiar: el problema más resaltante que presentan los gatos en un coche es debido generalmente a que no tiene familiaridad con el vehículo, por lo que, pasar muchas horas en un sitio nuevo, sin poder realizar su rutina diaria, suele producirles estrés y ansiedad. 

Lo más recomendable es, que se realicen un par de viajes con antelación, de corta duración con la idea de que se familiarice con el ambiente. Así mismo, debemos acostumbrarlo a que use su transportín poco a poco. Un ejemplo de lo que podemos hacer, es dejarlo abierto en medio  del salón durante la semanas previas a fin de que se vaya familiarizando.

Ofrecerle tranquilidad: hay combinaciones desafiantes para un gato, y en este caso un viaje largo, música alta y un gato a bordo, puede ser una fórmula terrible. Los gatos son animales bastante tranquilos y si además cuentan con una adaptación al entorno lenta, lo más conveniente es ponérselo fácil, evitando generar un ambiente donde predomine el ruido.

Detenernos cada dos horas: cuando se hacen viajes largos deben hacerse paradas para lograr descansar y poder estirar las piernas, pero ciertos conductores dejan a un lado tal norma, cosa que no se aconseja y más si llevamos a bordo un gato, pues es necesario para que pueda beber agua y utilizar su arenero. Pero, el gato no debe salir del coche, ni se debe dejar solo en el coche, ya que pueden sufrir un cambio brusco de temperatura, y son muy sensibles. 

Sedantes y feromonas para el mareo: cuando en el entornos se producen cambios, movimientos bruscos o los cambios bruscos de temperatura pueden provocar mareos en los felinos. Para evitarlo, se coloca el transportín en el suelo, así no podrán ver por la ventana y se minimiza el riesgo de mareo. 

Comida tres horas antes de la salida: este es otro aspecto que es importante considerar en la medida de lo posible, ya que no se debe alterar el horario de las comidas de nuestra mascota. En tal sentido, tratemos de que las paradas coincidan con su horario alimenticio habitual. Además, se debe alimentar tres horas antes de que se inicie el viaje y con ello minimizar su sensación de malestar y mareo.

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